El último viaje a Cajamarca me hizo pensar en muchas cosas: recapacitar y meditar acerca de mi vida otaku por sobre todo lo demás. Llegué incluso a recordar que siempre tuve alma de cosplayer... Esta idea vino a mí, en el trayecto Cajamarca-Lima , mientras observaba los paisajes cambiar con agilidad a través de la ventana del auto.
El asunto es "Siempre quise hacer cosplay". Recordé como de chiquita, 6 o 7 años, le pedí ilusionada a mi madre que me comprase o hiciese un traje de sakura, esta me respondió trayéndome uno de sus vestidos ochenteros. Me retiré frustrada ese día, y a mi madre no le importó, supuso que era una chiquillada cualquiera.
Pero yo seguía empecinada en tener un traje de sakura, fue así como pasaron los años: quise tener un pikachu que me electrocutase, ser uno de los niños elegidos, que mis hamsters me hablaran y trabajar en un circo. Llegué a tercero de media, había terminado de re-ver por tercera vez en youtube CCS, cuando una de mis amigas me motivó a ver su vicio del momento: Shugo Chara, yo aún no sabía que eso era anime y tal, así que lo vi, me gustó, seguí la serie y el manga... fue así como me inicié en las comunidades de mangafox y onemanga. Le encontré el nombre a mi afición frustrada: cosplay.
Ya estaba a intermedios del tercer bimestre cuando oí hablar acerca del Otakufest, me dijeron que era tipo un festival de anime & manga, la idea me gustó. Además me pasaron el dato de que ahí se presentaba la gente con cosplay, por esas fechas estaba viciada con Bleach y adoraba a Rukia, por lo que decidí que haría de ella sin importar qué. Volví a recurrir a mi madre, ella se veía entusiasmada, más por la idea de que yo use falda que por que use un traje de un personaje fictisio. Le insistía todos los días para que no se olvidara del compromiso que tenía conmigo. Y faltando mes y medio, compramos tela, hicimos falda y blusa, aunque yo solo supervisé y probé. Mi madre consiguió un listón y un mitón rojo, yo compré el parche de la calavera e intenté coserselo, no pude así que se lo dejé a ella. Y a una semana tenía mi cosplay listo, yo me sentí muy feliz, más por el hecho de acabarlo que el resultado final. Ahora solo necesitaba el peinado, tengo la facilidad de que mi cabello al natural es muy parecido al de este personaje, es decir, con las puntas hacia afuera. Mi madre me convenció de que no necesitábamos de ir a la peluquería, solo algo de peines y secadora: no debí haberla escuchado.
El día del tan esperado otakufest llegó, me levanté muy puntual para tener listo todo a tiempo. Me bañé, puse el traje y bajé a hacerme el peinado. Salimos apuradas, mi mamá y yo, tomamos una línea porque mi padre se rehusó a llevarme con la excusa de que estaba muy cansado por el trabajo de toda la semana. Me sentí algo rara en el bus, toda la gente me miraba, y eso que solo era un traje de colegiala. Lo bueno es que nunca me afectó el qué diran, así que lo superé y llegué algo despeinada al María Angola. Arreglé mi cabello como pude y me dispuse a hacer cola.
Mi madre me stalkeaba con la cámara, siempre tuvo una manía con esa cosa; lo bueno es que hice amigas en la cola y pude librarme de ella. Me tomaron fotos en lo que esperaba en la fila, se sentía halagador de una u otra forma, y por primera vez me gustó el hecho de que me saquen fotos. Me llamaban por el nombre de mi personaje, me gustaba que me reconociesen, o mejor dicho, que reconocieran a Rukia.
Ya dentro, pude notar la magnitud del evento, aunque no contaba con muy buena iluminación. Caminé siguiendo al grupito de gente delante mío y no sé cómo llegué a una pancarta del evento, fue justo ahí cuando me sentí toda una famosa, flash por aquí, flash por allá, y eso que mi cosplay no era complicado en absoluto. Posé como es debido, y cuando me pude librar de las cámaras me reuní de nuevo con mis nuevas amigas. Paseamos por todo el centro de convenciones, tomando fotos a cuanto cosplayer encontráramos.
También pude notar la fama de Rukia, al parecer muchas nos habíamos puesto de acuerdo para hacer de ella, era gracioso ya que nos tomábamos fotos entre todas. Al final del evento, estaba satisfecha, no me importó el hecho de que me recogieran a las 9 o todo lo que tuve que renegar para que mi cosplay se hiciera, no cambiaría nada de ese día. Fue una experiencia muy placentera y que con mucho gusto repitiría de nuevo. Lamentablemente, no cuento con las fotos de ese evento, ya que luego que las guardase en un disco, este desapareció misteriosamente, pero las pruebas están en el facebook o en la página oficial de los organizadores. Algún día me dignaré a hacerle el photoshoot debido a mi primer cosplay, será hasta entonces.
El asunto es "Siempre quise hacer cosplay". Recordé como de chiquita, 6 o 7 años, le pedí ilusionada a mi madre que me comprase o hiciese un traje de sakura, esta me respondió trayéndome uno de sus vestidos ochenteros. Me retiré frustrada ese día, y a mi madre no le importó, supuso que era una chiquillada cualquiera.
Pero yo seguía empecinada en tener un traje de sakura, fue así como pasaron los años: quise tener un pikachu que me electrocutase, ser uno de los niños elegidos, que mis hamsters me hablaran y trabajar en un circo. Llegué a tercero de media, había terminado de re-ver por tercera vez en youtube CCS, cuando una de mis amigas me motivó a ver su vicio del momento: Shugo Chara, yo aún no sabía que eso era anime y tal, así que lo vi, me gustó, seguí la serie y el manga... fue así como me inicié en las comunidades de mangafox y onemanga. Le encontré el nombre a mi afición frustrada: cosplay.
Ya estaba a intermedios del tercer bimestre cuando oí hablar acerca del Otakufest, me dijeron que era tipo un festival de anime & manga, la idea me gustó. Además me pasaron el dato de que ahí se presentaba la gente con cosplay, por esas fechas estaba viciada con Bleach y adoraba a Rukia, por lo que decidí que haría de ella sin importar qué. Volví a recurrir a mi madre, ella se veía entusiasmada, más por la idea de que yo use falda que por que use un traje de un personaje fictisio. Le insistía todos los días para que no se olvidara del compromiso que tenía conmigo. Y faltando mes y medio, compramos tela, hicimos falda y blusa, aunque yo solo supervisé y probé. Mi madre consiguió un listón y un mitón rojo, yo compré el parche de la calavera e intenté coserselo, no pude así que se lo dejé a ella. Y a una semana tenía mi cosplay listo, yo me sentí muy feliz, más por el hecho de acabarlo que el resultado final. Ahora solo necesitaba el peinado, tengo la facilidad de que mi cabello al natural es muy parecido al de este personaje, es decir, con las puntas hacia afuera. Mi madre me convenció de que no necesitábamos de ir a la peluquería, solo algo de peines y secadora: no debí haberla escuchado.
El día del tan esperado otakufest llegó, me levanté muy puntual para tener listo todo a tiempo. Me bañé, puse el traje y bajé a hacerme el peinado. Salimos apuradas, mi mamá y yo, tomamos una línea porque mi padre se rehusó a llevarme con la excusa de que estaba muy cansado por el trabajo de toda la semana. Me sentí algo rara en el bus, toda la gente me miraba, y eso que solo era un traje de colegiala. Lo bueno es que nunca me afectó el qué diran, así que lo superé y llegué algo despeinada al María Angola. Arreglé mi cabello como pude y me dispuse a hacer cola.
Mi madre me stalkeaba con la cámara, siempre tuvo una manía con esa cosa; lo bueno es que hice amigas en la cola y pude librarme de ella. Me tomaron fotos en lo que esperaba en la fila, se sentía halagador de una u otra forma, y por primera vez me gustó el hecho de que me saquen fotos. Me llamaban por el nombre de mi personaje, me gustaba que me reconociesen, o mejor dicho, que reconocieran a Rukia.
Ya dentro, pude notar la magnitud del evento, aunque no contaba con muy buena iluminación. Caminé siguiendo al grupito de gente delante mío y no sé cómo llegué a una pancarta del evento, fue justo ahí cuando me sentí toda una famosa, flash por aquí, flash por allá, y eso que mi cosplay no era complicado en absoluto. Posé como es debido, y cuando me pude librar de las cámaras me reuní de nuevo con mis nuevas amigas. Paseamos por todo el centro de convenciones, tomando fotos a cuanto cosplayer encontráramos.
También pude notar la fama de Rukia, al parecer muchas nos habíamos puesto de acuerdo para hacer de ella, era gracioso ya que nos tomábamos fotos entre todas. Al final del evento, estaba satisfecha, no me importó el hecho de que me recogieran a las 9 o todo lo que tuve que renegar para que mi cosplay se hiciera, no cambiaría nada de ese día. Fue una experiencia muy placentera y que con mucho gusto repitiría de nuevo. Lamentablemente, no cuento con las fotos de ese evento, ya que luego que las guardase en un disco, este desapareció misteriosamente, pero las pruebas están en el facebook o en la página oficial de los organizadores. Algún día me dignaré a hacerle el photoshoot debido a mi primer cosplay, será hasta entonces.
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