Lo que más me impresionó de esta ciudad fue su hermoso cielo azul, todo nuboso y casi irreal, quizás se deba al hecho de que no suelo viajar mucho o es que ya estaba muy acostumbrada al cielo gris del Lima. En fin, partimos el domingo a las 7 de la mañana y llegamos a Cajamarca cerca de las 10.30 de la noche, luego de media hora conseguimos un hotel económico con tres camas, cable e internet. No hicimos mucho ese día, desempacamos, tomamos lonche y a dormir.
El primer lugar que visitamos fue baños del inca, adoré el vapor que emanaba de esas aguas, aunque apestaba a azufre. Luego de una hora de hidromasajes, me sentí renovada, más fotos del lugar y fuimos a buscar un lugar donde almorzar. Hacía un clima espléndido: ni frío perturbador, ni calor sofocante.
Ya en la tarde fuimos a ver el llamado de vacas, en una hacienda que tenía hasta laguna. No tengo fotos de las vacas, porque justo cuando el show iba a empezar se acabaron las pilas. Al menos me tomé una foto con mi novio, el venado, a quien alimentaba a escondidas. Ya de regreso hotel, me di una ducha dispuesta ver algo de anime en lo que restaba del día, pero ese día me percaté de lo peor, el hospedaje no contaba con un tomacorriente compatible con el enchufe de mi laptopr: the horror.
Segundo día, visitamos Cumbemayo, bonito lugar, aunque el camino por recorrer era agotador. Primero tuvimos que atravezar una cueva sinfín, luego una hora de bajada y una subida interminable, todo esto sumado a un sol que quemaba y un aire helado. Pero la vista era impresionante, y la gaseosa, reconfortante.
Ese mismo día también visitamos la feria Fongal, no fue muy sorprendente, había pocos animales y el costo de ingreso un robo para lo poco que se vio dentro: toromatch, venta de cuyes, ganado, y exposiciones de empresas. Creo que lo único rescatable fue que nos ganamos un paseo a la mina yanacocha, si se puede considerar premio. Alimenté a cuanto animal encontré y fui feliz ganando premios en la ruleta infantil.
Tercer día, visitamos la granja porcon. Lo que más me llamó la atención, fue el inmenso zoológico que tiene dentro. Primero se tenía que sufrir subiendo la inacabable colina, pero los animales lo valían: alimenté a un ciervo, tenía experiencia con lo del lunes; pude ver todo tipo de animales, desde los animales de costa, sierra, selva hasta los rescatados de circos. Oh! y encontré unas gallinas de japón, hermosas ellas. Compré un par de cosas del lugar y de regreso al hotel.
Cuarto día, levantarse seis de la mañana en vacaciones es un delito, pero supongo que un paseo gratis lo vale, al menos así pensó mi padre. Nos recogió el bus de la empresa Yanacocha, esperamos cerca de media a los tardones, llenamos papeleo y partimos rumbo a la mina. La guía era amable y carismática, me recordó de una manera u otra a la actriz Sarah Jessica Parker. Recorrimos las instalaciones con un frío parecido al que sufren los niños de Puno. El propósito de esta visita guiada: Dar a conocer la responsabilidad social y ambiental de la mina con Cajamarca. Yo creo que quedó en claro que la mina se hace responsable de gran parte de los impactos que genera su producción, pero como toda actividad, siempre hay cabos sueltos. Al menos pudimos disfrutar de un rico y completo almuerzo en las instalaciones de Yanachocha.
Quinto y último día, en este hicimos todo lo que nos faltó ver, visitamos las ventanillas de Otuzco, el puente colgante, hicimos el city tour, compramos cosas de recuerdo, algunas estupideces como piel de vaca, nunca se lo perdonaré a mi madre. Alistamos maletas y a dormir temprano, que también madrugaríamos al día siguiente, ya que el viaje iba a ser largo, de nuevo.
Llegó el tan anhelado día de regreso,partimos 6 de la mañana y llegamos a casa cerca de las 9 de la noche, más tarde de lo planeado, pero en fin. Pese a que disfrute del viaje, extrañé por montones a mi laptop y mis frikadas, está bien desconectarse del mundo un tiempo, pero uno siempre vuelve a donde pertenece, no?
Saludos :)
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